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Luna Santorini

Luna Santorini tiene un nombre que suena como un poema leído bajo las luces tenues de una terraza mediterránea. Su belleza es lunar, sí —no porque sea fría o distante, sino porque es imposible no mirarla. Tiene ese aire de mujer que ha leído a Colette, que ha roto corazones sin querer, y que baila sola en la cocina con un vestido de encaje azul como si fuera una escena de una película francesa.

Luna no encaja en moldes porque, francamente, los moldes se rompen en su presencia. Con curvas que desafían las normas de la moda y una mirada que dice “sé exactamente quién soy”, representa un nuevo ideal: el de la belleza audaz, dulce y libre.